Tu Sombra…
¿Quieres que te acompañe a casa? Era una de las frases que solía decirle a ella todos los días al salir del entrenamiento. La veía esperándome en la puerta de la salida. Con solo saber que ella me esperaría, yo iba cada día entusiasmado, con ganas de que finalizara el entrenamiento para poder verla. Al salir la veo ahí sentada, esperándome, me acerco y le digo ¿Quieres que te acompañe a casa? Nunca me cansaba de decirlo ni de acompañarla, me gustaba. Así estuve 4 meses, pero al final el que la acompañaba ya no era yo.
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